Llegó a la Argentina después de dirigir en el fútbol peruano. Fue famoso por su estilo: cobraba todas las faltas que se producían en las áreas y para él la sanción de un penal era tan común como cualquier otra infracción en cualquier parte del campo de juego.
Otra de sus características era la rigurosidad con la que perseguía a los hombres de juego fuerte.